En la Plaza de San Pedro corría el 13 de mayo de 1981. Karol Wojtyla saluda desde lo alto de su vehículo a los millares de personas allí concentradas. Hasta que el sonido de un disparo retumba entre las columnas diseñadas por Bernini, en la plaza de San Pedro de la Ciudad del Vaticano.
Se corre la voz como un reguero de pólvora, han intentado asesinar al Santo Padre, al papa Juan Pablo II. Mehmet Ali Ağca disparó contra el papa cuatro veces mientras este entraba en la plaza. A causa de los graves disparos, el papa perdió bastante sangre y tuvo que ser hospitalizado. Ağca fue apresado inmediatamente y sentenciado a cadena perpetua por un juzgado italiano. Posteriormente el papa perdonó a Ağca por haber intentado asesinarlo. El presidente italiano Carlo Azeglio Ciampi otorgó el indulto a Ağca a petición del papa, tras lo cual fue deportado a Turquía en junio del 2000.
El médico, ante la situación de gravedad, pidió al cardenal Stanislaw Dziwisz, secretario personal de su Santidad, que entrara a darle la extremaunción. El Obispo emérito de Cracovia habla de que en ese momento la Iglesia se desmoronaba. La ciudad entera de Cracovia salió a la calle y llenó las iglesias, según docenas de testimonios de gente que recupera Zavala, incluyendo amigas de la infancia del Santo Padre o sacerdotes de allí. «Fue verdaderamente un mártir», concluyen todos. Pero se recuperó. Un milagro.
Por todo el mundo los Obispos, llaman a organizar jornadas de oración, vigilias, y todas y cuantas iniciativas se tuviesen a bien, para pedir por el restablecimiento de la salud de Juan Pablo II.
Y la Cofradía de Estudiantes no podía mantenerse expectante ante los acontecimientos que estaban ocurriendo. Reunida la Junta Directiva de la hermandad y con nuestro Consiliario al frente, nuestro querido y siempre recordado el Muy Iltre, Rvdo. Dr. D. Don Juan López Martín, acuerda, como no podía ser de otra manera, que la Hermandad convocara a todos sus hermanos a una jornada de oración por el restablecimiento del Santo Padre, el día 24 de mayo domingo a las 18,00 h. en la Santa y Apostólica Iglesia Catedral de la Encarnación de Almería.
Como muchas veces nos ha ocurrido, sin pensarlo, organizamos la celebración de la Santa Misa del citado domingo, comenzando con el rezo del Santo Rosario por el interior del templo.
Teniendo en cuenta que por aquellas fechas estábamos de obras en la capilla que por aquellos entonces ocupábamos en la Catedral —Capilla de la Virgen del Carmen, actualmente Capilla del Baptisterio— nuestros sagrados titulares, el Señor de la Oración en el Huerto y Ntra. Sra. del Amor y la Esperanza, se encontraban temporalmente retirados del culto y todas sus vestimentas y sus preseas se encontraban repartidas por las casas de la Junta Directiva y de hermanos de la hermandad.
Puestos manos a la obra, comenzamos por buscarnos unas andas que nos sirvieran para poder entronizar a la Santísima Virgen, dignas para el acto que íbamos a realizar. Después de mucho buscar, usamos las del Sto. Cristo de la Escucha por considerarlas las más adecuadas. Acto seguido fuimos a preparar la ropa de la Virgen, la corona etc. Para vestirla, Isabel María García Guirado, vestidora de la Señora, nos recuerda las prendas necesarias, y cuando vamos a recoger la corona que estaba depositada en la casa de los padres de la entonces Camarera Mayor, Adela María Requena García, nos encontramos con que los padres y la familia se habían ausentado de Almería ese fin de semana. Comoquiera que nuestro patrimonio por aquellos entonces era tan pobre, y apenas la Virgen tenía ajuar, tuvimos que usar de corona una diadema de bisutería, donada por el Mayordomo, Pedro Pavón Espín, las fotos así lo atestiguan.
Una vez reunido todo lo necesario, los Priostes de la hermandad realizaron el montaje de las andas. Para ello, sobre las andas se colocó una peana de madera realizada por el tallista Javier Arcos Quero y sobre ella la Santísima Virgen del Amor y la Esperanza, ataviada con las ropas con las que habitualmente estaba en la capilla: tocado realizado con mantilla de encaje blanco, de vestido unas sayas de raso blanco y encaje, fajín de terciopelo rojo rematado por borlones de oro fino y manto de terciopelo verde, conocido popularmente como “el manto de aguas”. También en el pecho llevaba algunas joyas prestadas por hermanos de la hermandad.
Las andas se remataron con cuatro ánforas: dos en la delantera de las andas, propiedad de la Catedral, y dos a la altura de la Virgen, propiedad de la familia López Gay y rematadas en la trasera con dos candelabros de latón donados por el Hospital 18 de Julio. El arreglo floral fue muy sencillo de clavel blanco y rosa y mucho verde, realizado por las Camareras de la Virgen.
Tanto el Rosario como la Santa Misa, se desarrollo con toda solemnidad.
Llegada la hora, comenzamos con el rezo del Santo Rosario. Nuestro Consiliario hace una breve introducción de lo ocurrido y de cómo estaba la situación; el silencio era sepulcral, todos estábamos sobrecogidos, muchos de nosotros con lágrimas en los ojos, por las palabras de don Juan López y por la situación por la que estaba pasando el Santo Padre, que todavía estaba muy grave. El rezo discurre por el interior de las naves de la Catedral, con absoluto recogimiento. Partimos de la Puerta del Claustro en dirección a nuestra antigua capilla, por la nave de la Epístola, hasta completar a través de la nave del Evangelio y pasando por la Girola, hasta volver a la puerta de donde partimos. Se contemplaron los Misterios Dolorosos, y cada uno de ellos fue leído y rezado por distintos miembros de la Junta Directiva y Camareras de la hermandad.
Finalizamos con la celebración de la Santa Misa, que también se desarrolló en ese ambiente de recogimiento y silencio y una vez acabada nos retiramos todos en silencio a nuestras casas.
Almería, 31 de enero de 2021.
Fotografías cedidas por n.h. José Luis Cantón Pavón